ARTICLE DIVULGATIU SOBRE L’ESCOLTISME
PUBLICAT EL
NOVEMBRE DE 1911
“LA CATALUNYA” va ser una publicació setmanal editada a
Barcelona. El primer número d’ aquesta revista va veure la llum el 5 d'octubre
de 1907. Estava dirigida per en Joan Torrendell i en Miquel dels Sants Oliver i
escrita en castellà.
Transcorregut l'any 1910, va canviar el seu títol pel de
“CATALUÑA”, nom que va conservar fins a finals del 1912. A partir del 1913,
“CATALUNYA”, en català, va ser la nova capçalera i, el seu contingut, va
passar a publicar-se també en català sota la direcció d' en Josep Carner. La
revista va deixar d'editar-se definitivament el 26 de desembre de 1914.
En el número 215, del 18 de novembre de 1911, es va
publicar un article titulat “Els Boy-Scouts”
signat per R.R (possiblement es tracta de Ramón Rucabado i Comerma (Barcelona
1884-1966), conferenciant, escriptor, periodista i col·laborador habitual de la
revista en la qual, especialment, defensava els principis socials del
catolicisme de l'època -va ser director, també, del setmanari Catalunya Social, 1921-1936-). Segons ell mateix explica, l'article és una adaptació d'un publicat anteriorment en la
revista francesa L’Education i
reproduït en el diari Le Monde.
Des de finals de 1911, al llarg del 1912 i durant el primer
trimestre de 1913, els Boy scouts o Exploradores es van posar de moda en la
premsa de l'època, especialment en publicacions esportives i pedagògiques
(gairebé sempre sota una perspectiva positiva però també amb alguna visió
crítica).
Crec que, aquest article, podria molt bé ser (amb els de Teodoro de Iradier, Arturo Cuyás i Pere Rosselló) un dels primers i més complets textos -generalistes- divulgatius de l'escoltisme a l' Espanya de començaments del segle XX.
Crec que, aquest article, podria molt bé ser (amb els de Teodoro de Iradier, Arturo Cuyás i Pere Rosselló) un dels primers i més complets textos -generalistes- divulgatius de l'escoltisme a l' Espanya de començaments del segle XX.
Vàrem publicar al Blog, l’octubre de 2011, l’any del
centenari de l’ Escoltisme a l’ Estat espanyol, una entrada sobre la seva
fundació a Barcelona (http://clanosgris.blogspot.com/2011/10/ho-sabieu.html) i recentment, dins la sèrie “Art i Escoltisme”,
algunes postals britàniques dels anys 10 del segle passat que, un cop llegit l’ article,
ens ajuden a veure i entendre com devien ser aquells primers anys de l’ escoltisme
i, també, la visió satírica i sorneguera, amb que una part de la societat, veia
passar aquells nois uniformats carregats d’ estris, pals i banderoles... Diuen que els escarnien tot cantant la melodia
del seu himne però amb aquesta lletra:
“Exploradores, niños mocosos,
que con
los palos bailan el oso,
que con
mochilas y correajes,
parecen mulas
que van de viaje...”
O
aquesta altra:
“Tiene
mi novio una manía
y esa
manía no és de ahora,
se le ha
metido en la cabeza,
que yo
me vista de exploradora.
Con una
falda color caqui,
así de corta
y a la rodilla,
sólo por
verme las pantorrillas…”
Sembla que els cantaven, els bordegassos del carrer, quan
els veien passar...
Temps era temps...
Espero que, el contingut d'aquest vell article, sigui del vostre interès. Si més no, és un document curiós que confirma l' interes per difondre l'escoltisme, els Boy-Scouts, a casa nostra pocs anys després de la seva fundació, el 1908, per Baden-Powell.
Transcripció del text:
Educación
Los Boy-Scouts
Dedicamos este artículo a las juventudes ardientes de
esta nuestra tierra latina que, sintiendo en su sangre impulsos de acción, de
movimiento y de expansión, afilíanse a la defensa marcial de los ideales
extremos, pronta siempre a batirse y anhelando sellar con sangre de sus
adversarios la vehemente pasión que sus propias banderas le inspiran.
Estas juventudes de los partidos extremos, cuyo
temperamento bélico ha sido muchas veces aprovechado por los políticos de tendencias
radicales, acaso debiesen meditar sobre la mejor conveniencia de hacer converger
más directa y eficazmente la generosidad de su sangre viva para el bien directo
y personal de sus conciudadanos todos y para el propio entrenamiento y
educación físico-cívica, que redundase, llegada la ocasión, en beneficio y
provecho de la patria.
Los «Boy Scouts» son los muchachos de la juventud inglesa
alistados en un gran ejército nacional que tiene por objeto no precisamente la
defensa armada del territorio, sino la práctica del bien popular, el auxilio de
los ciudadanos y la formación de caracteres varoniles y arrojados para el
mejoramiento general de la raza. Es como un ejército juvenil nacional, escuela
práctica de valor, de sentimientos benéficos y de vigor físico, a base de
desarrollo y disciplina de la energía, del entusiasmo por la vida intensa, y
del gusto por la marcialidad, característico de la adolescencia y primera juventud.
Un artículo de Paul Vuibert, publicado en L' Education y reproducido en Le Monde, nos da lugar a dar a conocer a
nuestros lectores esta interesantísima institución que empieza ya a extenderse,
además de Inglaterra, a otros países.
El general Baden-Powell, que, siendo coronel en la campana
del África Austral, en 1900, labró su popularidad en todo el mundo por la
famosa defensa de Mafeking contra los boers, preocupóse seriamente, como fruto
de sus campanas, al ver, experimentándolos en aquellas rudas pruebas del sitio
de la ciudad sudafricana, sus conciudadanos tan poco preparados para la acción,
tan raros los caracteres, tan insuficiente la formación personal y tan disminuida
la energía tradicional de la raza.
Regresado a la metrópoli, propuso un remedio simple y eficaz para formar
generaciones de hombres cumplidos y enérgicos: inspirar a la juventud el gusto
de los ejercicios que desarrollan tan extraordinariamente el carácter en los hombres
de las tierras inexploradas y de la selva virgen, exploradores, viajeros, etc.
La palabra scout, significa en inglés
explorador, y el objetivo del general-educador quedó definido con el nombre bien
gráfico de boy-scouts, muchachos exploradores.
No data más que de 1908 la publicación del manual Scouting for boys que Baden-Powell
escribió y que fue la primera piedra de la organización, y fue tan extraordinario
el éxito de la iniciativa que hace poco se contaban en el Reino Unido más de
cien mil niños y jóvenes alistados en el original ejército. Hoy, dice Mr., Vuibert, se calculan en medio
millón los existentes en las colonias británicas, en los Estados Unidos, la
Argentina, Alemania, Bélgica, Japón y otros países, y en estos momentos se está
planteando en Francia, por la Ligue d'Education Nationale, la creación de los
Eclaireurs de France, bajo iguales principios que la institución inglesa.
Antes de entrar en ulteriores descripciones, debo declarar que no es mi
objeto pretender que se proceda aquí también a copiar enseguida una
organización semejante, pues está en
Inglaterra basada en una cultura escolar y en una cultura pública que aquí no existe todavía, sino hacer ver a nuestras gentes uno
de los tópicos que demuestran la gran atención que la naciones conceden a las formación
de los jóvenes y las grandes facilidades que encuentran las iniciativas luminosas
y bien orientadas, y, al mismo tiempo,
como he dicho, hacer entrar en las mentes
de muchos de nuestros jóvenes ideas de aprovechamiento de sus energías, en que sin
duda no han pensado nunca. Por lo demás, si la idea del fundador es excelente y
su fin nobilísimo, el método del general B. P. está inspirado en un cierto
romanticismo aventurero muy en armonía con el temperamento inglés y norteamericano,
pero poco adaptable, creo yo, al temperamento de nuestras gentes. De manera
que, la adaptación del sistema scouting
para nuestro país, debiera forzosamente exigir una interpretación según
nuestras particulares condiciones de raza, que no es mi objeto estudiar
ahora. Conste, pues, que me limito a
informar.
El método educativo de los Boy Scouts está inspirado en
la educación que dan a sus hijos muchos pueblos no civilizados, pero que
conocen mejor que nosotros el valor de las cualidades activas del joven. «El progreso de la civilización, —dice textualmente el
general— tiende a destruir la energía y el carácter. Los metropolitanos, los
tranvías y los auto-taxis, nos afeminan: las luchas de foot-ball, los
cinematógrafos y otros espectáculos van a convertirnos pronto en un pueblo de
badulaques».! Qué contraste entre nuestras generaciones debilitadas, de hombres
perezosos e incompletos, con los individuos fuertes que han sido los
precursores de la civilización en las colonias; gente vigorosa y decidida,
¡despierta y fecunda en recursos y bastándose a sí misma en todo momento!
El «Scouting, es
decir, la educación de los boy-scouts, es la imitación en país civilizado de la
vida y procedimientos de los hombres de frontera (frontiersmen: en castellano podrían decirse castizamente adelantados)
en países salvajes. Los Boy Scouts sabrán acampar en el bosque, construir
abrigos y chozas, encender la hoguera, preparar su alimento, orientarse por las
estrellas, seguir las pistas de animales.
Aprenderán a ver, a observar, a encontrar por sí mismos, a servirse de
sus dedos. Insensiblemente, y por los medios más atractivos, serán inducidos al
cultivo de su propia personalidad. La vida al aire libre, una higiene completa,
juegos y ejercicios escogidos y trabajos manuales les procurarán la forma física,
útil: poseerán el vigor, la agilidad, serán sufridos y sobrios. El hábito de
observar y de deducir, de notar y coordinar, de resolver los problemas prácticos
de su vida cotidiana por sus propios medios, será de gran provecho para su
formación intelectual. En una palabra, estarán dispuestos, serán prestos (ready), tanto corporal como espiritualmente.
Una sana actividad física, en la que el esfuerzo es agradable pero nunca
excesivo, en la que toda pena se traduce por resultados tangibles, un cordial y
jovial compañerismo, las sugestiones y el ejemplo continuo de maestros expertos
y respetados todo esto favorecerá y sostendrá en ellos las, virtudes necesarias
a la acción, la decisión, el valor, la confianza en sí mismo, el optimismo.
!Estar presto! (be prepared) esta es la divisa del Boy Scout».
Aun pasando por alto la organización administrativa.,
vasta y múltiple, a cuyo frente figuran significadas personalidades políticas,
eclesiásticas, militares y pedagógicos que simpatizan con el movimiento, hemos
de consignar que, en todos los elementos de esta organización, hay dos de capital
importancia y son: la patrulla, (patrol)
con su cabo, y la tropa, (troop) con
su Scoutmaster al frente. El Scoutmaster es el núcleo de todo el
movimiento, es el maestro y compañero, el hermano y el protector de los
muchachos Scouts.
Es interesante consignar que las funciones del scoutmaster son gratuitas, exigiendo,
por lo tanto, de los que desempeñan tan esencial cargo, una verdadera vocación,
sin la cual la obra necesariamente fracasaría.
El scoutmaster
debe encarnar el espíritu de lo que constituye el decálogo de los boy scouts,
esto es, la ley scout. Esta es sencilla y breve y se resume á diez preceptos. Helos
aquí:
1.—La palabra de un scout es digna de fe.
2.—Un scout es leal.
3.—El deber de un scout es ser útil y
ayudar al prójimo.
4.—Un scout es el amigo de todo el
mundo y el hermano de todo otro scout.
5.—Un scout es cortés.
6.—Un scout protege a los animales
7.—Un scout obedece.
8.—Un scout sonríe (1).
9. —Un scout es económico.
10. —Un scout es puro en pensamientos,
en palabras y en actos.
(1) Literalmente dice: un scout sonríe y silba. Es de
notar que, en esto último, por muy extraño que parezca a nuestros oídos
latinos, contiene un valioso consejo para estimular la jovialidad en la
juventud de una raza más grave que expansiva.
Estos diez mandamientos pueden reducirse a uno esencial:
ayudar al prójimo, haciéndose bueno y útil. Los jefes recomiendan a los
muchachos scouts hacer lo posible para ejecutar una buena acción cada día. Este lema práctico de la buena obra cotidiana
es lo que hace distinguir entre los demás niños o jóvenes a, los boy-scouts, dispuestos
siempre a hacer pequeños o grandes servicios, a socorrer a los que están en
peligro, a los heridos, etc. Muchas acciones heroicas registran ya la crónica
de esta notable institución educacional; 300 vidas han sido salvadas durante
los años 1909 y 1910, merced a los boy-scouts. «Lo más frecuente, dice M. Vuibert, es que la buena acción sea toda prosaica
y no valga la pena de ser contada: se realiza modestamente y permanece
desconocida. Este muchacho madrugará un poco más que de costumbre para ayudar a
su madre, ese partirá todas las mañanas la leña para una vecina anciana, aquel,
regresando por la noche a su casa sin haber podido hacer su buena acción,
vestirá su
uniforme scout y hará el ejercicio delante
de su familia...»
Los boy-scouts se reclutan entre los muchachos desde once
a dieciocho años, entre todas las clases sociales sin distinción, pues uno de
los caracteres primordiales de la institución es la fraternidad.
El tenderfoot (pie
tierno) o bisoño, recién admitido, aprende gimnasia, esgrima, trabajos manuales
de carpintería, hacer nudos, y juegos al aire libre de carácter bélico o
adaptados de razas exóticas. Una vez prestado el juramento solemne cuya fórmula
es: «Yo prometo en mi honor que haré todo lo posible para cumplir mi deber para
con Dios y el rey; para ayudar al prójimo, y para obedecer la ley scout», puede
vestir el uniforme, llevar el distintivo, cantar el himno y tomar parte en las
danzas guerreras, conocer las contraseñas de las rondas o patrullas, formar
parte en éstas y aprender los conocimientos especiales, cuya posesión otorga el
grado de scout de 2ª y de 1ª clase, como son: administrar los primeros cuidados
a un herido y hacer vendajes, reanimar a un semi-ahogado, improvisar unas parihuelas
(2). El boy-scout perfecto debe saber montar una tienda de campaña, tener una cierta
habilidad en el arte de hacer señales a brazo y en la práctica del telégrafo
Morse, orientarse con o sin brújula, entender y trazar un plano, derribar un
árbol, evaluar distancias o calcular grupos de gente, y debe haber triunfado de
pruebas que le exigen notoria agudeza de observación como seguir una pista de
una longitud de media milla en un máximum de 25 minutos u otros ejercicios de
índole parecida.
(2) Con ocasión del circuito de aviación organizado por
el Daily Mail, el aviador Beaumont,
sorprendido por un calambre antes de partir del atterrisage de Brighton, fue socorrido, y, a fuerza de masajes
adecuados, devuelto a la agilidad por los boy-scouts, antes de la llegada de los
médicos.
El uniforme scout, sobrio, cómodo y pintoresco, es
Popular en toda Inglaterra y está inspirado en el clásico traje de los vaqueros
americanos. Se compone de un sombrero de fieltro modelo cowboy, blusa de
franela obscura, verde, azul marino o caqui, un pañuelo de colores vivos
anudado al cuello, pantalón corto azul marino terminado encima de la rodilla,
cinturón de cuero con hebillas de metal con vaina para el cuchillo y gancho
para el pito de alarma, media de lana a la escocesa, dejando al descubierto la
rodilla; como distintivo una cinta con los colores de la patrulla, y como arma
el largo bastón, inseparable del boy-scout, marcado en pies y pulgadas.
Cuando el scout de 1ª clase es apto ya para intervenir
con decisión y serenidad en circunstancias de peligro grave para el público y
sabe de un modo preciso lo que hay que hacer en caso de accidente, de siniestro
entre las multitudes presas del pánico, ya se trate de un incendio, de un caballo
desbocado, etc., todavía puede optar a distinciones superiores muy codiciadas,
como los grados de guía y de King's Scout
(scout del Rey). Este último se concede, previos rigurosos exámenes, a los que añadan
al título de guía títulos de aptitud en tres de las siguientes habilidades:
ambulanciero, corneta, ciclista, tirador, marino, semaforista. A cada uno de
estos títulos corresponde una insignia especial cosida sobre la manga. En los
ratos de ocio aprenden carpintería, zapatería, jardinería, y la aptitud en
estas profesiones es objeto de un certificado de utilidad profesional.
Sería interminable describir los ejercicios, maniobras,
simulacros que practican los boy-scouts, todo lo cual es practicado los domingos,
al aire libre, en los bosques ó en pleno campo, amenizado con cantos y danzas bélicas,
y ejecutado bajo la presidencia de la bandera nacional, del Unión Jack, solemnemente
izado y arriado en los campamentos scouts.
Una de las grandes utilidades conseguidas por la
institución de Baden Powell, cuya transcendencia tal vez escapa al primer golpe
de vista, es el haber inclinado a la disciplina y al amor al trabajo, sobre
todo al trabajo profesional, a multitud de niños sin orientación en la vida,
con frecuencia ignorantes de su propia habilidad o bien desviado y comprometido
su porvenir en este cúmulo de empleos fáciles y de retribución inmediata pero
mezquina que abundan tanto en las grandes capitales. Hábilmente combinada con
la enseñanza profesional la instrucción scouting
y completada con una oficina de colocaciones, ofrece un aspecto bien práctico y
económico al lado del aspecto puramente educacional y moral. Últimamente nuevos
horizontes se han abierto a los jóvenes alistados en la bandera scout; se ha
puesto a la disposición del fundador, del Chief-Scout,
un vasto dominio para la instalación de una escuela de agricultura colonial, y
está en vías de organización otra escuela de aplicación en el Canadá.
Desde el punto de vista científico, es considerable la
cantidad de conocimientos que el boy-scout prácticamente adquiere, de historia
natural, geología, geografía, meteorología, astronomía; y, sobre todo, en el terreno
civil, no solamente es la educación cívica uno de los objetivos visados por la institución,
sino que la colectividad tendrá --y tiene ya ahora—que agradecerles a los boy-scouts
su utilísimo concurso en acontecimientos públicos (3).
(3) Más de 40,000 Boy Scouts fueron revistados por el rey
de Inglaterra el día 4 de julio último, en el parque de Windsor. En las fiestas
de la Coronación de Jorge y tomaron también parte, formando en la carrera al
lado de las tropas regulares.
Es la formación cívica por la acción, las virtudes del
ciudadano ensenadas por el hábito de practicar algún servicio público (servicio
de orden en las ceremonias oficiales, brigadas de ambulancia, de incendios,
guarda-costas, etc.), por el culto del honor, por la educación moral, y por
encima de todo, por las prácticas religiosas muy especialmente fomentadas.
Serias críticas se han dirigido, sin embargo, a la obra
del general Baden-Powell, sobre todo por la decoración externa de la formación
scout, excesivamente saturada de una literatura aventurera, y como obsesionada
por una sugestión de novelería al estilo de Fenimore Cooper. En efecto, las danzas
y cantos y contraseñas de los boy-scouts recuerdan demasiado á los
Pieles-Rojas, y por lo demás, la poco sana lectura de libros de aventuras, de
detectives, de luchas de razas, etc., es fomentada entre los muchachos scouts;
es más, una nueva literatura se ha formado ya en la que éstos son los protagonistas
favoritos.
Todo esto acusa a
la obra scout de superficialidad y de teatralidad. Estas censuras son, sin duda
justificadas, pero no se dirigen al fondo de la Obra, sino a cosas externas y
mutables, y aun algunas de ellas tal vez de momento pueden ser abonadas en
razón a la utilidad innegable de la atracción por lo pintoresco. Baden-Powell,
ha dicho, contestando á los críticos: estas bandas de salvajes guerreros se convierten
en grupos de individualidades fuertes que, juntas o a solas, no dudan en llegar
hasta el sacrificio para auxiliar a sus hermanos, a los demás ciudadanos, en
mil ocasiones diversas. Es un aprovechamiento de la actividad juvenil, que, a
pesar de sus defectos—que es de esperar sean transitorio—realiza, según insinúa
Mr. Vuibert, uno de los hechos más brillantes sino más profundos de la historia
moral de Europa en las primeras décadas del siglo. —R. R.
Los croquis adjuntos han sido hechos según fotografías publicadas
en The Illustrated Leuden News—. La
figura de la derecha viste el Kilt, o falda, por pertenecer a los Boy-scouts escoceses.
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