divendres, 28 de desembre del 2018

TEMPS ERA TEMPS...



ARTICLE DIVULGATIU SOBRE L’ESCOLTISME 
PUBLICAT EL NOVEMBRE DE 1911

“LA CATALUNYA” va ser una publicació setmanal editada a Barcelona. El primer número d’ aquesta revista va veure la llum el 5 d'octubre de 1907. Estava dirigida per en Joan Torrendell i en Miquel dels Sants Oliver i escrita en castellà.

Transcorregut l'any 1910, va canviar el seu títol pel de “CATALUÑA”, nom que va conservar fins a finals del 1912. A partir del 1913, “CATALUNYA”, en català, va ser la nova capçalera i, el seu contingut, va passar a publicar-se també en català sota la direcció d' en Josep Carner. La revista va deixar d'editar-se definitivament el 26 de desembre de 1914.

En el número 215, del 18 de novembre de 1911, es va publicar un article titulat “Els Boy-Scouts” signat per R.R (possiblement es tracta de Ramón Rucabado i Comerma (Barcelona 1884-1966), conferenciant, escriptor, periodista i col·laborador habitual de la revista en la qual, especialment, defensava els principis socials del catolicisme de l'època -va ser director, també, del setmanari Catalunya Social, 1921-1936-). Segons ell mateix explica, l'article és una adaptació d'un publicat anteriorment en la revista francesa L’Education i reproduït en el diari Le Monde.

Des de finals de 1911, al llarg del 1912 i durant el primer trimestre de 1913, els Boy scouts o Exploradores es van posar de moda en la premsa de l'època, especialment en publicacions esportives i pedagògiques (gairebé sempre sota una perspectiva positiva però també amb alguna visió crítica). 

Crec que, aquest article, podria molt bé ser (amb els de Teodoro de Iradier, Arturo Cuyás i Pere Rosselló) un dels primers i més complets textos -generalistes- divulgatius de l'escoltisme a l' Espanya de començaments del segle XX.

Vàrem publicar al Blog, l’octubre de 2011, l’any del centenari de l’ Escoltisme a l’ Estat espanyol, una entrada sobre la seva fundació a Barcelona (http://clanosgris.blogspot.com/2011/10/ho-sabieu.html) i recentment, dins la sèrie “Art i Escoltisme”, algunes postals britàniques dels anys 10 del segle passat que, un cop llegit l’ article, ens ajuden a veure i entendre com devien ser aquells primers anys de l’ escoltisme i, també, la visió satírica i sorneguera, amb que una part de la societat, veia passar aquells nois uniformats carregats d’ estris, pals i banderoles...  Diuen que els escarnien tot cantant la melodia del seu himne però amb aquesta lletra:

 “Exploradores, niños mocosos,
que con los palos bailan el oso,
que con mochilas y correajes,
parecen mulas que van de viaje...”

O aquesta altra:

“Tiene mi novio una manía
y esa manía no és de ahora,
se le ha metido en la cabeza,
que yo me vista de exploradora.
Con una falda color caqui,
así de corta y a la rodilla,
sólo por verme las pantorrillas…”

Sembla que els cantaven, els bordegassos del carrer, quan els veien passar...

Temps era temps...

Espero que, el contingut d'aquest vell article, sigui del vostre interès. Si més no, és un document curiós que confirma l' interes per difondre l'escoltisme, els Boy-Scouts, a casa nostra pocs anys després de la seva fundació, el 1908, per Baden-Powell.

Molt bona sortida i entrada d’ any i una forta abraçada !!!.





Transcripció del text:


Educación

Los Boy-Scouts

Dedicamos este artículo a las juventudes ardientes de esta nuestra tierra latina que, sintiendo en su sangre impulsos de acción, de movimiento y de expansión, afilíanse a la defensa marcial de los ideales extremos, pronta siempre a batirse y anhelando sellar con sangre de sus adversarios la vehemente pasión que sus propias banderas le inspiran.

Estas juventudes de los partidos extremos, cuyo temperamento bélico ha sido muchas veces aprovechado por los políticos de tendencias radicales, acaso debiesen meditar sobre la mejor conveniencia de hacer converger más directa y eficazmente la generosidad de su sangre viva para el bien directo y personal de sus conciudadanos todos y para el propio entrenamiento y educación físico-cívica, que redundase, llegada la ocasión, en beneficio y provecho de la patria.

Los «Boy Scouts» son los muchachos de la juventud inglesa alistados en un gran ejército nacional que tiene por objeto no precisamente la defensa armada del territorio, sino la práctica del bien popular, el auxilio de los ciudadanos y la formación de caracteres varoniles y arrojados para el mejoramiento general de la raza. Es como un ejército juvenil nacional, escuela práctica de valor, de sentimientos benéficos y de vigor físico, a base de desarrollo y disciplina de la energía, del entusiasmo por la vida intensa, y del gusto por la marcialidad, característico de la adolescencia y primera juventud.

Un artículo de Paul Vuibert, publicado en L' Education y reproducido en Le Monde, nos da lugar a dar a conocer a nuestros lectores esta interesantísima institución que empieza ya a extenderse, además de Inglaterra, a otros países.

El general Baden-Powell, que, siendo coronel en la campana del África Austral, en 1900, labró su popularidad en todo el mundo por la famosa defensa de Mafeking contra los boers, preocupóse seriamente, como fruto de sus campanas, al ver, experimentándolos en aquellas rudas pruebas del sitio de la ciudad sudafricana, sus conciudadanos tan poco preparados para la acción, tan raros los caracteres, tan insuficiente la formación personal y tan disminuida la energía tradicional de la raza.  Regresado a la metrópoli, propuso un remedio simple y eficaz para formar generaciones de hombres cumplidos y enérgicos: inspirar a la juventud el gusto de los ejercicios que desarrollan tan extraordinariamente el carácter en los hombres de las tierras inexploradas y de la selva virgen, exploradores, viajeros, etc. La palabra scout, significa en inglés explorador, y el objetivo del general-educador quedó definido con el nombre bien gráfico de boy-scouts, muchachos exploradores.

No data más que de 1908 la publicación del manual Scouting for boys que Baden-Powell escribió y que fue la primera piedra de la organización, y fue tan extraordinario el éxito de la iniciativa que hace poco se contaban en el Reino Unido más de cien mil niños y jóvenes alistados en el original ejército.  Hoy, dice Mr., Vuibert, se calculan en medio millón los existentes en las colonias británicas, en los Estados Unidos, la Argentina, Alemania, Bélgica, Japón y otros países, y en estos momentos se está planteando en Francia, por la Ligue d'Education Nationale, la creación de los Eclaireurs de France, bajo iguales principios que la institución inglesa.

Antes de entrar en ulteriores  descripciones, debo declarar que no es mi objeto pretender que se proceda aquí también a copiar enseguida una organización semejante, pues está en  Inglaterra basada en una cultura escolar y en una cultura pública  que aquí no existe  todavía, sino hacer ver a nuestras gentes uno de los tópicos que demuestran la gran atención que la naciones conceden a las formación de los jóvenes y las grandes facilidades que encuentran las iniciativas luminosas y bien  orientadas, y, al mismo tiempo, como he  dicho, hacer entrar en las mentes de muchos de nuestros jóvenes ideas de aprovechamiento de sus energías, en que sin duda no han pensado nunca. Por lo demás, si la idea del fundador es excelente y su fin nobilísimo, el método del general B. P. está inspirado en un cierto romanticismo aventurero muy en armonía con el temperamento inglés y norteamericano, pero poco adaptable, creo yo, al temperamento de nuestras gentes. De manera que, la adaptación del sistema scouting para nuestro país, debiera forzosamente exigir una interpretación según nuestras particulares condiciones de raza, que no es mi objeto estudiar ahora.  Conste, pues, que me limito a informar.

El método educativo de los Boy Scouts está inspirado en la educación que dan a sus hijos muchos pueblos no civilizados, pero que conocen mejor que nosotros el valor de las cualidades activas del joven. «El progreso de la civilización, —dice textualmente el general— tiende a destruir la energía y el carácter. Los metropolitanos, los tranvías y los auto-taxis, nos afeminan: las luchas de foot-ball, los cinematógrafos y otros espectáculos van a convertirnos pronto en un pueblo de badulaques».! Qué contraste entre nuestras generaciones debilitadas, de hombres perezosos e incompletos, con los individuos fuertes que han sido los precursores de la civilización en las colonias; gente vigorosa y decidida, ¡despierta y fecunda en recursos y bastándose a sí misma en todo momento!

El «Scouting, es decir, la educación de los boy-scouts, es la imitación en país civilizado de la vida y procedimientos de los hombres de frontera (frontiersmen: en castellano podrían decirse castizamente adelantados) en países salvajes. Los Boy Scouts sabrán acampar en el bosque, construir abrigos y chozas, encender la hoguera, preparar su alimento, orientarse por las estrellas, seguir las pistas de animales.  Aprenderán a ver, a observar, a encontrar por sí mismos, a servirse de sus dedos. Insensiblemente, y por los medios más atractivos, serán inducidos al cultivo de su propia personalidad. La vida al aire libre, una higiene completa, juegos y ejercicios escogidos y trabajos manuales les procurarán la forma física, útil: poseerán el vigor, la agilidad, serán sufridos y sobrios. El hábito de observar y de deducir, de notar y coordinar, de resolver los problemas prácticos de su vida cotidiana por sus propios medios, será de gran provecho para su formación intelectual. En una palabra, estarán dispuestos, serán prestos (ready), tanto corporal como espiritualmente. Una sana actividad física, en la que el esfuerzo es agradable pero nunca excesivo, en la que toda pena se traduce por resultados tangibles, un cordial y jovial compañerismo, las sugestiones y el ejemplo continuo de maestros expertos y respetados todo esto favorecerá y sostendrá en ellos las, virtudes necesarias a la acción, la decisión, el valor, la confianza en sí mismo, el optimismo. !Estar  presto! (be prepared) esta es la divisa del Boy Scout».

Aun pasando por alto la organización administrativa., vasta y múltiple, a cuyo frente figuran significadas personalidades políticas, eclesiásticas, militares y pedagógicos que simpatizan con el movimiento, hemos de consignar que, en todos los elementos de esta organización, hay dos de capital importancia y son: la patrulla, (patrol) con su cabo, y la tropa, (troop) con su Scoutmaster al frente. El Scoutmaster es el núcleo de todo el movimiento, es el maestro y compañero, el hermano y el protector de los muchachos Scouts.

Es interesante consignar que las funciones del scoutmaster son gratuitas, exigiendo, por lo tanto, de los que desempeñan tan esencial cargo, una verdadera vocación, sin la cual la obra necesariamente fracasaría.

El scoutmaster debe encarnar el espíritu de lo que constituye el decálogo de los boy scouts, esto es, la ley scout. Esta es sencilla y breve y se resume á diez preceptos. Helos aquí:

1.—La palabra de un scout es  digna de fe.
2.—Un scout es leal.
3.—El deber de un scout es ser útil y ayudar al prójimo.
4.—Un scout es el amigo de todo el mundo y el hermano de todo otro scout.
5.—Un scout es cortés.
6.—Un scout protege a los animales
7.—Un scout obedece.
8.—Un scout sonríe (1).
9. —Un scout es económico.
10. —Un scout es puro en pensamientos, en palabras y en actos.

(1) Literalmente dice: un scout sonríe y silba. Es de notar que, en esto último, por muy extraño que parezca a nuestros oídos latinos, contiene un valioso consejo para estimular la jovialidad en la juventud de una raza más grave que expansiva.

Estos diez mandamientos pueden reducirse a uno esencial: ayudar al prójimo, haciéndose bueno y útil. Los jefes recomiendan a los muchachos scouts hacer lo posible para ejecutar una buena acción cada día. Este lema práctico de la buena obra cotidiana es lo que hace distinguir entre los demás niños o jóvenes a, los boy-scouts, dispuestos siempre a hacer pequeños o grandes servicios, a socorrer a los que están en peligro, a los heridos, etc. Muchas acciones heroicas registran ya la crónica de esta notable institución educacional; 300 vidas han sido salvadas durante los años 1909 y 1910, merced a los boy-scouts. «Lo más frecuente, dice M.  Vuibert, es que la buena acción sea toda prosaica y no valga la pena de ser contada: se realiza modestamente y permanece desconocida. Este muchacho madrugará un poco más que de costumbre para ayudar a su madre, ese partirá todas las mañanas la leña para una vecina anciana, aquel, regresando por la noche a su casa sin haber podido hacer su buena acción, vestirá su
uniforme scout y hará el ejercicio delante
de su familia...»

Los boy-scouts se reclutan entre los muchachos desde once a dieciocho años, entre todas las clases sociales sin distinción, pues uno de los caracteres primordiales de la institución es la fraternidad.

El tenderfoot (pie tierno) o bisoño, recién admitido, aprende gimnasia, esgrima, trabajos manuales de carpintería, hacer nudos, y juegos al aire libre de carácter bélico o adaptados de razas exóticas. Una vez prestado el juramento solemne cuya fórmula es: «Yo prometo en mi honor que haré todo lo posible para cumplir mi deber para con Dios y el rey; para ayudar al prójimo, y para obedecer la ley scout», puede vestir el uniforme, llevar el distintivo, cantar el himno y tomar parte en las danzas guerreras, conocer las contraseñas de las rondas o patrullas, formar parte en éstas y aprender los conocimientos especiales, cuya posesión otorga el grado de scout de 2ª y de 1ª clase, como son: administrar los primeros cuidados a un herido y hacer vendajes, reanimar a un semi-ahogado, improvisar unas parihuelas (2). El boy-scout perfecto debe saber montar una tienda de campaña, tener una cierta habilidad en el arte de hacer señales a brazo y en la práctica del telégrafo Morse, orientarse con o sin brújula, entender y trazar un plano, derribar un árbol, evaluar distancias o calcular grupos de gente, y debe haber triunfado de pruebas que le exigen notoria agudeza de observación como seguir una pista de una longitud de media milla en un máximum de 25 minutos u otros ejercicios de índole parecida.

(2) Con ocasión del circuito de aviación organizado por el Daily Mail, el aviador Beaumont, sorprendido por un calambre antes de partir del atterrisage de Brighton, fue socorrido, y, a fuerza de masajes adecuados, devuelto a la agilidad por los boy-scouts, antes de la llegada de los médicos.

El uniforme scout, sobrio, cómodo y pintoresco, es Popular en toda Inglaterra y está inspirado en el clásico traje de los vaqueros americanos. Se compone de un sombrero de fieltro modelo cowboy, blusa de franela obscura, verde, azul marino o caqui, un pañuelo de colores vivos anudado al cuello, pantalón corto azul marino terminado encima de la rodilla, cinturón de cuero con hebillas de metal con vaina para el cuchillo y gancho para el pito de alarma, media de lana a la escocesa, dejando al descubierto la rodilla; como distintivo una cinta con los colores de la patrulla, y como arma el largo bastón, inseparable del boy-scout, marcado en pies y pulgadas.

Cuando el scout de 1ª clase es apto ya para intervenir con decisión y serenidad en circunstancias de peligro grave para el público y sabe de un modo preciso lo que hay que hacer en caso de accidente, de siniestro entre las multitudes presas del pánico, ya se trate de un incendio, de un caballo desbocado, etc., todavía puede optar a distinciones superiores muy codiciadas, como los grados de guía y de King's Scout (scout del Rey). Este último se concede, previos rigurosos exámenes, a los que añadan al título de guía títulos de aptitud en tres de las siguientes habilidades: ambulanciero, corneta, ciclista, tirador, marino, semaforista. A cada uno de estos títulos corresponde una insignia especial cosida sobre la manga. En los ratos de ocio aprenden carpintería, zapatería, jardinería, y la aptitud en estas profesiones es objeto de un certificado de utilidad profesional.

Sería interminable describir los ejercicios, maniobras, simulacros que practican los boy-scouts, todo lo cual es practicado los domingos, al aire libre, en los bosques ó en pleno campo, amenizado con cantos y danzas bélicas, y ejecutado bajo la presidencia de la bandera nacional, del Unión Jack, solemnemente izado y arriado en los campamentos scouts.

Una de las grandes utilidades conseguidas por la institución de Baden Powell, cuya transcendencia tal vez escapa al primer golpe de vista, es el haber inclinado a la disciplina y al amor al trabajo, sobre todo al trabajo profesional, a multitud de niños sin orientación en la vida, con frecuencia ignorantes de su propia habilidad o bien desviado y comprometido su porvenir en este cúmulo de empleos fáciles y de retribución inmediata pero mezquina que abundan tanto en las grandes capitales. Hábilmente combinada con la enseñanza profesional la instrucción scouting y completada con una oficina de colocaciones, ofrece un aspecto bien práctico y económico al lado del aspecto puramente educacional y moral. Últimamente nuevos horizontes se han abierto a los jóvenes alistados en la bandera scout; se ha puesto a la disposición del fundador, del Chief-Scout, un vasto dominio para la instalación de una escuela de agricultura colonial, y está en vías de organización otra escuela de aplicación en el Canadá.

Desde el punto de vista científico, es considerable la cantidad de conocimientos que el boy-scout prácticamente adquiere, de historia natural, geología, geografía, meteorología, astronomía; y, sobre todo, en el terreno civil, no solamente es la educación cívica uno de los objetivos visados por la institución, sino que la colectividad tendrá --y tiene ya ahora—que agradecerles a los boy-scouts su utilísimo concurso en acontecimientos públicos (3).

(3) Más de 40,000 Boy Scouts fueron revistados por el rey de Inglaterra el día 4 de julio último, en el parque de Windsor. En las fiestas de la Coronación de Jorge y tomaron también parte, formando en la carrera al lado de las tropas regulares.

Es la formación cívica por la acción, las virtudes del ciudadano ensenadas por el hábito de practicar algún servicio público (servicio de orden en las ceremonias oficiales, brigadas de ambulancia, de incendios, guarda-costas, etc.), por el culto del honor, por la educación moral, y por encima de todo, por las prácticas religiosas muy especialmente fomentadas.
Serias críticas se han dirigido, sin embargo, a la obra del general Baden-Powell, sobre todo por la decoración externa de la formación scout, excesivamente saturada de una literatura aventurera, y como obsesionada por una sugestión de novelería al estilo de Fenimore Cooper. En efecto, las danzas y cantos y contraseñas de los boy-scouts recuerdan demasiado á los Pieles-Rojas, y por lo demás, la poco sana lectura de libros de aventuras, de detectives, de luchas de razas, etc., es fomentada entre los muchachos scouts; es más, una nueva literatura se ha formado ya en la que éstos son los protagonistas favoritos.

 Todo esto acusa a la obra scout de superficialidad y de teatralidad. Estas censuras son, sin duda justificadas, pero no se dirigen al fondo de la Obra, sino a cosas externas y mutables, y aun algunas de ellas tal vez de momento pueden ser abonadas en razón a la utilidad innegable de la atracción por lo pintoresco. Baden-Powell, ha dicho, contestando á los críticos: estas bandas de salvajes guerreros se convierten en grupos de individualidades fuertes que, juntas o a solas, no dudan en llegar hasta el sacrificio para auxiliar a sus hermanos, a los demás ciudadanos, en mil ocasiones diversas. Es un aprovechamiento de la actividad juvenil, que, a pesar de sus defectos—que es de esperar sean transitorio—realiza, según insinúa Mr. Vuibert, uno de los hechos más brillantes sino más profundos de la historia moral de Europa en las primeras décadas del siglo. —R. R.

Los croquis adjuntos han sido hechos según fotografías publicadas en The Illustrated Leuden News—. La figura de la derecha viste el Kilt, o falda, por pertenecer a los Boy-scouts escoceses.


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